mayo 05, 2006

Cambalache Jazz Cádiz


Antonio de Cos (Cádiz, 1978) acaba de estrenar en Cádiz y Madrid su primer documental, 20 años no es poco: Cambalache Jazz Club. Su experiencia en la realización cinematográfica comienza con un corto anterior, Por las venas de la noche, y se proyecta con ilusión e inteligencia hacia lo que pronto será su primer largo, Me debes la vida.

20 años... recoge -en un formato consagrado por Trueba en El milagro de Candeal- escenas de la música y la vida -diurnas y nocturnas- de Cambalache, un lugar encantado que se enrosca entre las calles antiguas del Cádiz más fenicio desde hace veinte años, y en el cada madrugada, desde entonces, un piano, un bajo, una guitarra o una voz han dado cobijo feliz a sus parroquianos.

Comandado por Hassan, un oriundo de Casablanca que vino, se enamoró, quedó vencido y cuenta su historia con un delicioso acento suratlántico, Cambalache se ha generado a sí mismo como un espacio local en el que se reproduce lo más primario y universal: la necesidad de amigos y la necesidad de música. Deviene así en un acogedor cruce de caminos sin salteadores y en un paisaje interior confortablemente multirracial.

Todo eso, y sobre todo el llanto y la alegría simultáneos del jazz o del flamenco, ha sabido retratar con talento Antonio de Cos. Cincuenta minutos para desabaratar las fronteras de las modas estúpidas o de los géneros, y para obtener una foto fija del convencimiento de que más vale morir que vivir sin la propia melodía.